martes, 26 de abril de 2011

Metiéndome en berenjenales (como siempre).

Como hay que evolucionar, he decidido profundizar en el realismo de la escultura humana.


Para mi, desde luego, esto supone un reto, ya que siempre he pensado que el cuerpo humano es de los trabajos más complejos. Cada una de sus partes, de sus proporciones, músculos, huesos,... supone un reto para el aventurado ceramista (en este caso) que osa copiarlo.



Es cierto, que no es, ni mucho menos, mi primera aventura con el ser humano (vease, por ejemplo, la entrada "¡caramba con la nena!"), pero esta vez pretendo ceñirme a la realidad, no a "mi" realidad irreal.
Primero he hecho un estudio de manos, que mostraré en su debido momento. Pero, después he decidido centrarme un poco en eso que nos hace tan diferentes a unos de otros, que nos hace reconocer a una persona: la cara. Es una espinita que tengo clavada desde hace tiempo...

Mi "plan de ataque" ha sido el siguiente:


- Primero he estudiado como tratan el tema varios escultores... y he hecho una "refriega" a mi estilo.

- Con estas ideas previas he realizado un pequeño busto de 7 u 8 cm., respetando (creo) la realidad.


- Este busto lo he transformado después en un conocido personaje del cine clásico.

¡Vale, de acuerdo, no sé controlar a mi mente! Tiene vida propia, y cuando se le mete algo entre ceja y ceja... Lo reconozco, esta transformación no estaba dentro de mi plan, pero cuando estaba terminando la cabeza, le vi: allí estaban sus rasgos principales... ¿cómo no iba a intentarlo? ¿Lo conseguí? No sé. Hay quien le saca parecido y quien no. De todas formas, de esto, también sacamos un aprendizaje: hacer retrato de foto es muy difícil. Los ángulos y las medidas se toman mejor en vivo y en directo, así que...


- Tercera parte del plan: hacer un busto a tamaño natural de alguien de verdad, alguien que tenga por aquí a mano...
 
¡No se pierda nuestra próxima entrega de "cerámica con minúsculas".


viernes, 1 de abril de 2011

Forma y color

He aquí algunas piezas que llevo tiempo pensando en poner.

Vasija con esmalte Kuro-tenmoku.
 
Vasija con esmalte blanco azucarado.


Están realizadas en gres blanco, mediante una técnica de churros golpeados. ¡Vale, este nombre me lo acabo de inventar...! Estas piezas las hago con churros gruesos que golpeo con una tablilla de madera hasta dejarlos planos y del grueso que deseo (algo mayor que el grosor final). Luego los voy "cosiendo" unos a otros con barbotina. Según voy añadiéndolos, voy girando la pieza sobre una torneta al tiempo que la golpeo. De esta forma le voy dando la forma circular. Sobre esta base, luego modifico las piezas, para darles su forma final.

"Tentáculos", esmalte metalizado.







Todas ellas están esmaltadas con los esmaltes que yo misma preparo, y cuyas fórmulas podéis consultar en mi cuaderno de esmaltes, llamado "colores cerámicos".






Vasija indígena, esmalte transparente brillante.








Las cocciones están realizadas a 1260ºC, en horno eléctrico.














Por último, esta ánfora de la derecha, esmaltado en su parte superior con un esmalte de cenizas ya conocido este blog (véase la entrada "¡qué será de mis cenizas!"), y que le aporta un curioso efecto que, a mi entender, acompaña mucho a su forma.