¡Va por los griegos!

 
Cambiamos de tercio (otra vez) con algo "nuevo"...

Estas piezas son una manera "particular" de enfocar las cocciones negras y rojas.








Claramente inspiradas en los clásicos griegos, utilizando dos/tres terras sigillatas diferentes (de aquellas que probamos hace... puff... un montón: véase "pruebas minusculas").





Como iban a tener que soportar algo de "choque térmico", utilizamos barro refractario de chamota fina. Las bruñimos y aplicamos las terras. Fue trabajoso hacer los dibujos y grecas (por no hablar de la decisión de cuáles hacer). Después fueron al horno eléctrico a 930ºC.

Cuando ya estaban bizcochadas las metimos al hornete de rakú (sí, a nuestro flamante hornete, otra vez). Las sacamos a 800º y las metimos a una "gaceta" (que en nuestro caso es una cazuela con tapa) con dos sarmientos pequeños. Cerramos y dejamos que con el mismo calor de las piezas se consumieran los palitos completamente.

Y, tras una corta (e impaciente) espera sacamos las piezas:

Como nos ha gustado la experiencia ¡repetiremos!

Nueva familia

Con la llegada del solito volvemos a las andadas... ¡por fin podemos salir a cocer al aire!




Y qué mejor manera que celebrar el buen tiempo que haciendo un rakú...

Como la hormiguita estuvimos trabajando cuando hacía frío para cuando llegara el esperado momento.

Así que, agarramos los bártulos y nos pusimos a la tarea.

Preparamos las piezas...

Hemos cambiado un poco la forma de hacerlo, para cambiar los resultados. En vez de hacerlo como se suele hacer (es decir, dando una capa de engobe gruesa y una de esmalte fina a toda la pieza: ver la entrada "empezando con el rakú desnudo" ) dimos el engobe y pusimos esmalte sólo en algunos sitios. Esto va a hacer que donde está el esmalte quede blanco y el resto negro (más o menos negro según se ahume).

Metimos las piezas al hornete...

...las sacamos calentitas (850º aproximadamente) y las ahumamos con el serrín.

Y ya están.

¡Qué no!¡Que están sin limpiar!

Estas sí, aquí ya están limpitas para la foto:

Se llama "serie africana". Espero que os haya gustado.

¡Pero qué dice esta mujer!

"¡Qué sorpresa se ha llevado!
Incluso se ha asustado un poco... pero, claro, qué quieres, es humano.
















¡Pobre, qué cara se le quedó! Tenías que haberlo visto.
Pero digo yo, ¡no era para tanto! Todos los días suceden estas cosas.

Bueno, pues aquí está el último busto que he hecho. Trabajando la expresión de sorpresa.

Es de unos 15 cm. de altura.

Como podéis ver, he modificado el tipo de ojos... y como "rectificar es de sabios" retiro lo que dije respecto a que no sabía si me iba a convencer trabajarlos así. Me parece que quedan mucho más expresivos y le dan más personalidad y vida.